Retos de un ciclo escolar fragmentado
Artículo de opinión.
Por Laura Elizondo Williams, Socia directora de Innovación Lexium.
El ciclo escolar primavera 2020 ha sido un desastre, y he de aclarar que éste no fue provocado por un paro de docentes ni por terremotos o huracanes, tampoco fue por falta de planeación o dedicación del aparato educativo.
El desastre del ciclo escolar fue ocasionado por un virus que ha afectado a la humanidad completa y, que además de problemas y dificultades, nos ha dejado también grandes enseñanzas.
Así las cosas y una vez habiendo declarado claramente, sin tapujos que la propuesta educativa formal para esta primavera se desarrolló muy mal, es preciso y urgente empezar a recapitular en lo aprendido y establecer con precisión los retos a los que habremos de enfrentarnos no solo en forma temporal cuando termine este asunto de la pandemia, sino como una estrategia nacional en los años por venir.
A manera de opinión personal y en base a los muchos años de experiencia que tengo como especialista en educación, a continuación expongo los 10 grandes retos a los que considero que habremos de enfrentarnos, aclarando que se da por hecho que, el de recuperar contenidos y saberes, aunque primordial no es tan importante como los otros 9 que enumeraré primero.
Retos:
1. Formar intencionadamente alumnos que sepan aprender por ellos mismos para que, en el futuro, en cualquier circunstancia puedan ser capaces de procurar y gestionar su propio aprendizaje.
2. Desarrollar en la comunidad educativa (docentes, padres y alumnos) habilidades digitales que les permitan aprender en cualquier lugar, siempre.
3. Crear estrategias para que los padres de familia trabajen en desarrollar sus habilidades de aprendizaje, incluidas aquí las intelectuales, socioemocionales y procedimentales.
4. Construir un plan estratégico de “educación híbrida”, es decir, que incluya contenidos y actividades en formato impreso y electrónico.
5. Incluir a toda la sociedad en la tarea de formar y educar a los futuros adultos, eliminando de una vez por todas, el viejo paradigma de que la escuela es la única responsable de la educación de los niños y jóvenes.
6. Inculcar en todos los ciudadanos la firme creencia de que si se cuenta con habilidades de autoconocimiento, autocontrol y automotivación la vida presentará mejores oportunidades.
7. Formar a los alumnos en estrategias de trabajo independiente para que, en el futuro, ellos puedan buscar y gestionar su propio aprendizaje.
8. Asegurar que los alumnos conocen y aplican sistemáticamente técnicas de estudio como apoyo a su trabajo independiente y al logro de un mejor aprendizaje de los contenidos curriculares.
9. Incluir en la propuesta curricular de todos los niveles educativos el desarrollo de dos importantes habilidades emocionales: compromiso y motivación, que permitan asegurar el trabajo independiente de los alumnos en tiempos de crisis.
Por último, para este ciclo escolar:
10. Enseñar, en la medida de lo posible, los contenidos curriculares que fueron aplazados y relegados durante los meses que no se impartieron clases presenciales.
Los retos aquí expuestos implican cambios importantes en nuestro sistema educativo y ajustes en la sociedad, pero el esfuerzo bien vale la pena.